Giovanni Solarte
9 min readOct 24, 2015

“Inventamos una montaña de consumo superfluo, y hay que tirar y vivir comprando y tirando. Y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad.”

José Mujica

Tu estilo de vida ya ha sido diseñado:

La verdadera razón detrás de trabajar más de 40 horas a la semana.

Texto original por David D. Cain
Ilustraciones y traducción por giosolARTE

Bueno, estoy de vuelta en el mundo laboral. He encontrado una oferta de trabajo muy bien pagada en la industria de la ingeniería y siento que mi vida, finalmente, está volviendo a la normalidad luego de nueve meses de estar viajando.

Puesto que había estado viviendo un estilo de vida bastante diferente mientras estuve de viaje, esta transición repentina al horario de 9 a 5 p.m. me ha hecho dar cuenta de algo que no había notado anteriormente.

Desde el minuto en el que me ofrecieron el trabajo, me he dado cuenta que he sido mucho menos cuidadoso con mi dinero. Tampoco me he convertido en un estúpido, pero me cuesta menos sacar dinero de mi billetera. Un pequeño ejemplo: he vuelto a comprar cafés caros, incluso cuando estos no son ni la mitad de buenos comparados con los café con leche de Nueva Zelanda, ni obtengo la misma experiencia de tomarlos en un agradable patio soleado. Mientras estaba de viaje, este tipo de compras eran menos frecuentes y las disfrutaba más.

No estoy hablando de compras extravagantes ni necesariamente caras. Estoy hablando de compras en menor escala, casuales y gastos promiscuos que realmente no agregan nada a mi vida. De hecho, recibiré mi sueldo en dos semanas más.

En retrospectiva, creo que siempre he hecho lo mismo cuando he estado bien empleado— gastar bastante dinero durante los períodos en los que tengo un buen sueldo. Después de haber vivido un estilo de vida de mochilero sin ingresos, no puedo evitar al menos, estar un poco más consciente de este fenómeno, en la medida en la que va sucediendo.

Supongo que lo hago porque siento que he recuperado cierto estatus, ahora que he vuelto a ser un profesional bien pagado lo cual al parecer me relaciona directamente con un determinado nivel de derroche.

Hay una curiosa sensación de poder que obtienes al gastar un par de billetes de 20 dólares sin gastar un segundo de pensamiento crítico. Se siente bien ejercer el poder del dólar, cuando sabes que de todas formas “crecerá de nuevo” en muy corto tiempo.

Lo que estoy haciendo no es para nada inusual. Parece ser que todo el mundo lo hace. De hecho, creo que simplemente he vuelto a la mentalidad del consumidor normal (promedio), después de haber estado un tiempo fuera de ella.

Uno de los descubrimientos más sorprendentes que hice durante mi viaje fue que gasté mucho menos dinero por mes viajando por países extranjeros (incluyendo países más costosos que Canadá) de lo que gastaba regularmente en casa mientras trabajaba. Tenía mucho más tiempo libre, me encontraba visitado algunos de los lugares más hermosos del mundo, conociendo gente nueva y en un estado de calma y paz mientras pasaba un tiempo inolvidable, y de una u otra forma, gasté mucho menos que en mi humilde estilo de vida (trabajando de 9 a 5p.m. todos los días) aquí en una de las ciudades menos costosas de Canadá.

Parece que pude comprar mucho más por cada dólar mientras estaba viajando. ¿Por qué?

La cultura de las cosas Innecesarias

Aquí en el oeste, el estilo de vida de gastar dinero en cosas innecesarias ha sido deliberadamente cultivado y promovido en el público por grandes compañías. Empresas pertenecientes a todos los tipos de industrias tienen gran responsabilidad en esa inclinación de la gente a ser descuidados con su dinero. Buscando fomentar hábitos en el público de realizar compras casuales o no esenciales siempre que puedan.

El el documental titulado “La Corporación”, una psicóloga especialista en marketing discute uno de los métodos que ella usa para incrementar las ventas. Su equipo de trabajo llevó a cabo un estudio en el cual se analizó el efecto que tienen las insistencias de los niños en los padres y el grado de incidencia que éstas tienen en la probabilidad de que los padres les compren un juguete. Con el estudio, se percataron que del 20% al 40% de las compras de juguetes por parte de los padres no se hubiesen realizado si el niño no le hubiese insistido a sus padres. Una de cada cuatro visitas a parques temáticos no hubiese sucedido. Utilizaron estos estudios con el objetivo de publicitar sus productos directamente a los niños, alentándolos a que éstos demanden e insistan a sus padres que les compren los productos.

Esta campaña de marketing representa miles de millones de dólares que han sido gastados por acciones similares.

“Tú puedes manipular a los consumidores haciéndolos querer ciertas cosas y por lo tanto que quieran comprar tus productos. Es un Juego” ~ Lucy Hughes, co-creadora de “The Nag Factor”

Esto no es más que un pequeño ejemplo de algo que ha estado ocurriendo por un largo tiempo. Las grandes compañías no hicieron sus millones promoviendo honestamente las virtudes de los productos que ofrecen, sino que lo hicieron creando una cultura de cientos de millones de personas que compran mucho más de lo que necesitan y que intentan deshacerse de su falta de satisfacción a través del dinero.

Compramos cosas para intentar subirnos el ánimo, para estar al día con los vecinos, para cumplir con nuestra visión que tenemos de niño sobre cómo será el ser adulto, para publicar nuestro estatus al mundo y por muchas otras razones sociológicas que poco tienen que ver con el verdadero uso del producto a comprar.

¿Cuántas cosas tienes en tu bodega o garaje que no has utilizado durante el último año?

La verdadera razón para las cuarenta y más horas de trabajo semanal.

La herramienta definitiva usada por grandes corporaciones para poder mantener una cultura de este tipo, es el desarrollo de la semana laboral de más de 40 horas como un estilo de vida normal. Bajo estas condiciones de trabajo la gente tiene que construir una vida en sus noches y fines de semana. Este acuerdo nos hace naturalmente inclinarnos más a gastar mucho en entretenimiento y comodidades porque nuestro tiempo libre es realmente escaso.

Yo he estado apenas un par de días de vuelta en el trabajo, pero ya puedo notar que las actividades más saludables se están esfumando rápidamente de mi vida: caminar, hacer ejercicio, leer, meditar y escribir.

Una similitud notable entre estas actividades es que cuesta muy poco dinero o nada, pero toman tiempo.

De repente, me doy cuenta que tengo mucho más dinero y mucho menos tiempo, lo cual significa que tengo mucho más en común con el típico trabajador norteamericano que de lo que tenía meses atrás. Mientras estuve en el exterior, no me pregunté dos veces si pasar el día recorriendo un parque nacional o leyendo un libro en la playa. Ahora, ese tipo de actividades parecen estar fuera de mi alcance. Hacer cualquiera de ellas implicaría gastar un día de mi precioso fin de semana!

Lo último que quiero hacer cuando vuelvo a casa de trabajar es hacer ejercicio. También es la última cosa que quiero hacer después de cenar, antes de ir a dormir o cuando me levanto por las mañanas, y ese es todo el tiempo que tengo libre durante los días de la semana.

Este parece ser un problema que tiene una simple respuesta: trabaja menos para así tener más tiempo libre. He comprobado que puedo vivir un estilo de vida que me hace sentir lleno y realizado, con menos dinero del que estoy ganando hoy en día. Desafortunadamente, en la industria en la que trabajo y en muchas otras esto es casi imposible. O trabajas 40 o más horas a la semana, o no trabajas ninguna. Mis clientes y contratistas están inmersos en la cultura de trabajo estándar, por lo cual pedirles que no me pregunten nada después de la 1pm no sería algo práctico, incluso aunque fuera capaz de convencer a mi jefe de hacerlo.

El día de trabajo de 8 horas de duración fue desarrollado durante la revolución industrial en Inglaterra durante el siglo 19, como un método que buscaba proteger a los trabajadores que estaban siendo explotados mediante jornadas laborales de 14 a 16 horas diarias.

A medida que la tecnología y los métodos fueron avanzando, los trabajadores de todas la industrias fueron capaces de producir mucho más valor, en una menor cantidad de tiempo. Si bien lo lógico sería pensar que esto conllevaría a jornadas laborales más cortas, la calendarización de 8 horas de trabajo por día genera demasiados beneficios a las grandes industrias , lo cual no se debe a la cantidad de trabajo que los empleados pueden hacer en ocho horas (el empleado promedio de oficinas logra trabajar solo 3 de las 8 horas) sino que los convierte en un público de compradores felices.

El hecho de permitirle a los empleados tener poco tiempo libre implica que la gente tenderá a pagar más por conveniencia, gratificación y cualquier otro tipo de alivio que crean que pueda comprar. Los mantiene viendo la televisión y sus comerciales. Los hace perder cualquier tipo de ambición fuera del trabajo.

Hemos sido conducidos a una cultura que ha sido diseñada para hacernos sentir cansados, hambrientos de satisfacción, dispuestos a pagar grandes sumas por obtener conveniencia y entretenimiento y lo más importante, hacernos sentir vagamente poco satisfechos con nuestras vidas para que así, continuemos queriendo las cosas que no tenemos. Compramos en exceso ya que siempre sentimos que nos falta algo.

Las economías del oeste han sido construidas calculadamente para fomentar la gratificación, adicción y los gastos innecesarios. Gastamos para subir nuestro ánimo, para recompensarnos, para celebrar, para arreglar problemas, para mejorar nuestro estatus y para aliviar nuestro aburrimiento.

¿Podrías imaginarte qué sucedería si toda América parara de comprar cosas innecesarias, que no agregan ningun valor duradero a nuestras vidas?

La economía colapsaría y nunca se recuperaría.

Todos los problemas que han sido bien publicitados incluyendo la obesidad, la contaminación y la corrupción, son los costos de crear y mantener una economía de trillones de dólares. Para que la economía se mantenga “saludable”, el pueblo debe permanecer “enfermo”. Las personas saludables y felices no sienten que necesitan más cosas de las que tienen, y esto quiere decir que no compran mucha porquería, no necesitan tanto entretenimiento y no terminan viendo cantidades de comerciales.

La cultura de trabajo de ocho horas al día es la herramienta más poderosa de las grandes empresas para mantener a la gente en este estado de falta de satisfacción, en el que la única respuesta a cualquier problema es comprando algo nuevo.

Puede que hayas escuchado acerca de la ley de Parkinson. Se usa comúnmente en referencia a la utilización del tiempo. Mientras más tiempo te den para hacer algo, más tiempo te tomará hacerlo. Es increíble todo lo que puedes lograr hacer en veinte minutos, si es que veinte minutos es todo el tiempo que tienes para hacerlo. Sin embargo, si tuvieras toda la tarde, probablemente te tomaría más tiempo.

La mayoría de nosotros tratamos el dinero de la misma manera. Mientras más generamos, más gastamos. No es que repentinamente necesitemos comprar más, sólo porque estamos generando más; sino que podemos hacerlo y por lo tanto, lo hacemos. De hecho se nos hace bastante difícil evitar aumentar nuestra calidad de vida (al al menos, nuestro nivel de gasto) cada vez que nos da un aumento de salario.

No creo que sea necesario escaparse del sistema e irse a vivir al bosque pretendiendo ser sordomudo, como fantaseaba, Holden Caulfied. Sin embargo, podríamos con certeza mejorar en cuanto a lograr entender lo que las grandes empresas quieren que seamos. Ellas han estado trabajando por décadas con el objetivo de crear millones de consumidores ideales y han tenido éxito en ello. Al menos que seas una excepción, es muy probable que tu estilo de vida ya haya sido diseñado.

El comprador perfecto está insatisfecho pero con esperanza, desinteresado en desarrollarse personalmente, altamente habituado a ver la televisión, a ser trabajador de tiempo completo, a ganar una justa cantidad de dinero, a intentar satisfacer sus necesidades en su tiempo libre; o en algunos casos, simplemente, a permanecer tirado en un sofá.

¿Ese eres tú?

Dos semanas atrás, hubiese dicho: en lo absoluto, ése no soy yo; pero si todas mis semanas fueran como ésta, entonces quizá hubiese sido una ilusión.

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giosolARTE es un ilustrador freelance, usa comics para potencializar las ideas de la gente.

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